El profesor de sociología, Eric Anderson, autor del libro “La Brecha de la monogamia: Hombres, amor y la realidad del adulterio”, afirma que los maridos que engañan a sus esposas lo hacen porque las aman.
Para confirmar su teoría, el facultativo entrevistó a 120 hombres infieles, y determinó que el motivo del engaño masculino se debía porque estaban aburridos y no por falta de amor.
“La monogamia es una expectativa totalmente irrealista, en realidad los hombres engañan, en vez de abandonar a sus mujeres, porque las aman y quieren quedarse junto a ellas. Si no lo hicieran, la alternativa obvia sería romper la pareja y disfrutar del sexo con la amante sin culpas”, sostiene Anderson.
El sociólogo dice que la evidencia sugiere que los hombres infieles se encuentran románticamente realizados en la pareja, pero insatisfechos por el hecho de tener sexo con una sola persona. “Es una interpretación subversiva, pero creo que estos hombres engañan porque aman a sus parejas, sólo tienen mucho miedo de perderlas al decirles que desean tener sexo recreacional con otras personas”, sentenció.
No sólo Eric Anderson sostiene esta teoría, sino también Francine Kaye, coach de relaciones y autora del libro “La Doctora del Divorcio”. Kaye opina que los hombres adúlteros engañan porque están aburridos y desean variedad sexual. “No es que no amen a sus mujeres, pero no tienen la inteligencia emocional o el coraje como para decirles que necesitan darle más importancia a lo que sucede en la cama, volver a encender la pasión”, explica al Daily Mail.
“La cantidad de engaños e infidelidades es enorme”.
Sus investigaciones sobre las razones de la infidelidad demuestran que la gran mayoría de las personas engaña a su pareja. Las relaciones monógamas no funcionan, afirma el investigador, a pesar de lo que nos gustaría creer.
La monogamia es un mito, asegura Anderson en su nuevo libro: (La Brecha de la Monogamia: hombres, amor y la realidad del engaño).
Las relaciones sexuales abiertas conducen a una relación más duradera, mientras que los que practican intercambio de parejas evalúan como más felices a sus matrimonios.
Fantasía
Los resultados de los estudios de Anderson se basan en entrevistas con 120 hombres en tres universidades en Estados Unidos y una en el Reino Unido. Se podría suponer que el hecho de que los jóvenes prefieran las relaciones libres antes que mantenerse fieles a una sola chica no debería sorprender a nadie. Sin embargo, las encuestas realizadas por Anderson lo llevaron a la conclusión de que la monogamia no funciona porque no es capaz de satisfacer toda una vida de deseos sexuales.
“Nos vendieron el mito de que la monogamia es la única manera correcta, apropiada y natural de mantener una relación. La creencia común es que, si engañas a tu pareja, evidentemente no estás enamorado y no tendrías estos deseos si hubieras encontrado al verdadero amor. Pero eso es absolutamente una fantasía para la mayoría, excepto quizá para las personas con impulsos sexuales muy bajos.”
Infidelidad
Casi cuatro de cada cinco de los entrevistados afirmaron haber engañado a su pareja actual, a pesar de asegurar que la amaban y no tenían la intención de romper con ella. “Esto sólo representaba una medida de la infidelidad con su pareja actual. Si se hubiera evaluado el grado de infidelidad durante toda la vida, el resultado habría sido mucho más alto.”
De todos modos, el objetivo de Anderson no era averiguar el porcentaje de hombres que engañan a su pareja. “Sabemos que la infidelidad se sitúa entre el 50 y el 75 por ciento, dependiendo de la encuesta consultada. Con mi investigación, yo me propuse descubrir las razones por las que los hombres son infieles y por qué la infidelidad es más frecuente entre la generación actual, señala Anderson.
Sexo rutinario
A fin de averiguarlo, Anderson usó las entrevistas para crear una “narración media de una relación”, según su definición. Esta es la historia: “Un muchacho conoce a una chica, comienzan a hacer el amor de inmediato, el sexo es acelerado y furioso.
“Pero dos meses después, el sexo comienza a hacerse rutinario. Empiezan a mostrar sus lados más oscuros, empiezan a ver la otra cara, no tan maravillosa, de su pareja. Comienzan a jugar un rol las cuestiones de poder y control. Y la mayoría de las relaciones se rompen al cabo de tres meses.
“Las que continúan, entran en una fase “normalizadora”, con un mayor grado de equilibrio. En esta fase, las relaciones sexuales son muy rutinarias. Están habituados sexualmente a sus parejas y ya no sienten tanta atracción sexual por ellas sino que comienzan a sentir un fuerte deseo de relación sexual con otra.”
Matrimonio
Según Anderson, la infidelidad comienza generalmente en los primeros seis meses de una relación. El estudio demostró que los hombres que engañaron en gran medida a una pareja, probablemente serán más infieles aún con la próxima.
“Hay un excelente ejemplo de un muchacho que me dijo: “Me gustaría pensar que, cuando encuentre a la mujer perfecta, cuando encuentre a esa esposa, no la voy a engañar.” Yo le pregunté: “¿Crees que la persona con la que estás actualmente es esa pareja ideal? ¿Podría ser esta mujer tu esposa? Y él respondió: “Oh, sí, sin lugar a dudas.” “Bien, le pregunté, ¿y la has engañado? “Bueno, sí, sí, he sido infiel.””
Según Anderson, el matrimonio no conduce a menos infidelidad. Puede variar la actitud pero tus deseos sexuales no cambian en absoluto. Los estudios demuestran que el porcentaje de hombres que engañan a sus parejas va en aumento.
Prisión sexual
“Extensas investigaciones de caso en el Reino Unido demuestran que el 72% de los hombres casados y el 70% de las mujeres casadas han engañado a su pareja. Los que tienen hijos suelen mostrar mayor inclinación a la infidelidad que las parejas sin hijos. Los cristianos demuestran un grado mayor de divorcios comparado a los no cristianos en Estados Unidos. Así quedó demostrado en el último censo. Y sabemos que el divorcio va precedido, casi exclusivamente, por una cuestión de infidelidad.”
La infidelidad es muy común porque la monogamia es una prisión sexual impuesta por la sociedad, argumenta Anderson.
Las personas que desean relaciones sexuales fuera de la pareja deben hacerlo a escondidas porque, si lo hacen abiertamente, podría significar el fin de la relación. En consecuencia, el engaño se convierte en la única solución racional. La alternativa, generalmente, es el resentimiento.
Celos
Y sin embargo, si los hombres que engañan a su pareja la amaran de verdad, ¿seguramente evitarían la infidelidad para no causarles sufrimiento? Anderson invierte la pregunta. Si realmente amaras a tu pareja no te gustaría encerrarlo en la prisión de la monogamia cuando lo que desea es abrir las alas y volar, argumenta.
“Algo que me demostraron estas encuestas es que, cuando no obtienen la dosis adicional de sexo deseada, estos hombres se enfadan. Y esa irritación se refleja en la relación. De alguna manera, ven a sus parejas como las que les impiden tener las relaciones sexuales ansiadas”, observa Anderson. Su investigación sobre la infidelidad lo llevó a abogar por las relaciones abiertas como una alternativa.
Pero ¿no están destinadas al fracaso esas relaciones que pueden encallar contra la roca de los celos? No, en opinión de Anderson. A su juicio, en las relaciones abiertas, las personas pueden aprender a desprenderse de los celos y concentrarse en su amor por la pareja.
¿Genitales o sentimientos?
“Las parejas que practican el intercambio de parejas señalan un mayor grado de felicidad matrimonial en las encuestas, comparado con las que no lo practican. Esto significa que, si buscamos la estabilidad de la familia, si queremos promover la institución de la familia e incluso la del matrimonio, deberíamos tener en cuenta el hecho de que el sistema actual no funciona. Es un lamentable fracaso.
“La prueba de fuego para una relación no debería ser lo que uno hace con sus genitales. La prueba de fuego debería ser lo que uno hace con sus sentimientos.”